Hace cine porque lo considera una forma maravillosa de comunicar ideas, emociones
y de conectar con la gente.
Icíar Bollaín Pérez-Mínguez nació en Madrid, un verano de 1967. Pasó una infancia normal y feliz con su padre, ingeniero aeronáutico, su madre, profesora de música, sus hermanos y su gemela.
A los 12 años escribía cuentos, y a los 15, la casualidad hizo que un día antes de hacer un examen en el Instituto, Víctor Erice, la escogiera para protagonizar su primera película, “El sur”. Antes de aceptar, Icíar le dejó claro que primero haría su examen. Y así, sin habérselo ni planteado siquiera, empezó su carrera como actriz en pelis, series y hasta en una ópera. Su inquietud por el arte la llevó a estudiar Bellas Artes en la Complutense. Finalmente dejó la carrera para poderse dedicar enteramente al cine. De estos inacabados estudios ha mantenido su afición por la pintura.
Y así, como quien no quiere la cosa, y sin gustarle especialmente actuar, ha
trabajado con directores de la talla de José Borau y Gutiérrez Aragón, entre otros,
y, en 1992, la revista Cartelera Turia la eligió Mejor Actriz Española, el primero
de muchos galardones a lo largo de su carrera profesional.
A principios de los noventa fundó con dos compañeros “Producciones La
Iguana”, mostrando siempre una gran inquietud por la dirección y el montaje, a
los que considera otras fases creativas increíbles, tanto como el guion y la
interpretación. “Baja corazón” fue la primera producción de la empresa, a la
que seguirá más de una veintena. En 1995, Icíar escribió un libro sobre el director
inglés Ken Loach, con quien había trabajado en algunas películas. Se lo
publicaron al año siguiente.
Su primer trabajo como directora de cine fue en ese mismo año, con “Hola, ¿estás
sola?”, que contaba la historia de dos amigas de fuerte personalidad que vivían
como querían, acostándose con quien querían, resumiendo... libres. En 2003
dirigió “Te doy mis ojos”, que trata sobre la violencia machista, por la que
ganó dos Goyas. En sus obras predominan
los personajes femeninos como se puede comprobar en “Mataharis” o en la galardonadísima “El Olivo”. Aunque
siempre ha comentado su obsesión por los personajes en general, piensa que
el ser humano es apasionante y que siempre ha aprendido un montón de lo que
pasa en la ficción.
Muy activa en la lucha feminista, en 2006 funda con otras compañeras de
profesión, la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (CIMA). Desde entonces continúa en la Junta Directiva. Antes, ya era miembro de la
Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Icíar siempre ha utilizado al cine como una herramienta esencial para el
cambio social, para la lucha contra la opresión y para la consecución final de
la igualdad. En este sentido, en 2012 escribió y dirigió un corto sobre Aldeas
Infantiles SOS, sobre lxs niñxs españolxs en situación de precariedad y vulnerabilidad.
Respecto al paternalismo que sufren las mujeres en el mundo del arte, cuando
pasan de intérpretes a creadoras y directoras, reflexiona que, desde que empezó hasta ahora,
todo ha mejorado y que tanto ella como la mayoría de sus compañeras no soportan estas
actitudes. Llegando incluso a denunciarlas públicamente si es menester.
Actualmente, vive en Escocia, país de su pareja, el guionista Paul Laverty,
con el que tiene tres hijos.
Todas las ocasiones en las que ha trabajado con Paul, sus dos nombres han
aparecido en el cartel de la película con la misma jerarquía, dando igual
importancia siempre al guion y la dirección, a hombres y a mujeres.
En cuanto a su vida personal, intenta que sus niños se eduquen en la igualdad
más absoluta, que también es importante, ya que, en el mundo del arte, como en
todos los mundos, al final siempre suele ser la mujer la que renuncia más a su
trabajo. Según Icíar, el tiempo que dedican ella y él a los niños es exactamente
el mismo. Cuando han tenido que estar fuera de casa rodando largos periodos
de tiempo, ambxs lo han hecho.
Además, intenta inculcar a sus hijos el feminismo, siempre con la ayuda del
cine, cómo no. Cuenta que cuando los llevó a ver el documental de Chavela
Vargas “Les flipó. Una señora, borracha, con dos pistolas, lesbiana, libre. Se
quedaron locos con Chavela. También les pongo temas más duros, como el
documental sobre Sonita Alizadeh, una rapera y refugiada afgana a la que iban a
vender de niña en matrimonio. ¿No les gusta el rap? Pues que escuchen también a
Sonita. A mí me criaron así”.
Icíar también declara que “Una de las cosas más emocionantes que he visto
en mucho tiempo fue el 8 de marzo de 2018. Jamás pensé que vería las calles de
todo el país llenas de consignas feministas y de tantas chicas jóvenes
defendiéndolas. Las chicas de “Hola, ¿estás sola?” podían ser muy libres, pero
la que escribió su historia soy yo, y yo he vivido toda mi vida con el miedo a
una violación, y si un hombre me molestaba en un autobús y me hacía pasar un
mal rato, me bajaba abochornada”. Ese 8 de marzo fue para ella un antes y un
después.
Estos días, se encuentra inmersa en la fase de lanzamiento de su décima
película como directora “La boda de Rosa”, que ha sufrido un retraso por el coronavirus. Esta
peli contará la vida de una mujer que no aguanta más las cargas familiares y empieza
a preocuparse por sus propias necesidades. Es decir, trata un tema tan
importante como los autocuidados. “Si
unx se quiere a sí mismx, después es más fácil estar bien con lxs demás”.
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