“Siempre me sigo marcando objetivos, siempre hay un camino para llegar a conseguirlos”-Carolina Marín
Su fortaleza física es incuestionable, pero nos llaman más la atención su fortaleza mental, que también entrena duramente, y su ambición sin límites. De hecho, su lema es “Puedo porque pienso que puedo”. Quiere ser la mejor de la historia en el deporte de raqueta más veloz del mundo, y del que es absoluta pionera en nuestro país. ¿No lo es ya? Si a los 27 años lo ha conseguido todo en el bádminton....
Carolina Marín nació en Huelva en 1993. A
los tres años su gran pasión era el baile flamenco. Cuando tenía ocho, acompañó
a una amiga a jugar a bádminton. En su casa, al igual que en las de media
España, ni siquiera habían oído hablar de ese deporte. A los pocos días, estaban comprándole una
raqueta. A los 12 años abandonó el flamenco para dedicarse exclusivamente al deporte
de la “pluma”.
Cuenta que en el colegio se metían con ella “Eso me ha hecho más fuerte y
de hecho muchxs de esxs compañerxs hoy me felicitan por los éxitos”. Además, anima a todxs lxs niñxs a que cuenten si están sufriendo bullying,
Cuando cumplió 14
años, sus padres firmaban la
autorización que permitía que fuera a entrenar al Centro de Alto Rendimiento de
Madrid. Era el año 2007.
“No he seguido nunca a nadie en bádminton. Hoy sí me fijo en jugadorxs y
algunos golpes, pero no tengo un referente claro. Mi referente siempre ha sido
Rafael Nadal.”
En 2009 consigue el título de campeona de Europa sub17, en 2011 el Campeonato de Europa sub19. En 2012 en los Juegos de Londres cayó ante Li Xuerui, líder del ranking mundial en ese momento. Puede que esta temprana derrota sirviese a Marín como motivación para entrenar duro, porque cuando se volvió a enfrentar a la china, en los Campeonatos del Mundo de 2014, esta vez sí logró derrotar a la favorita con gran brillantez, convirtiéndose así en la primera mujer española en ganar un Mundial de bádminton. Destacamos que en ese Campeonato era la única jugadora no asiática entre las quince mejores del mundo.
En junio de 2015, en el Campeonato Mundial de Bádminton de Yakarta, Carolina Marín ascendió por fin al número uno mundial, algo que no conseguía una jugadora europea desde 2010. Y en 2016 logró su primera medalla de oro olímpica en Río.
De esta manera se ha ido perfilando como una jugadora muy temperamental,
cuyo juego se caracteriza por ser muy ofensivo, con potentes disparos con la
izquierda, una enorme capacidad para anticiparse a las jugadas de sus oponentes, y su personalísima forma de celebrar los
puntos importantes con gritos y gestos espectaculares, que seguramente
intimidarán a sus contrincantes. Junto a ella hay todo un equipo que la apoya y
anima: el entrenador, los fisioterapeutas, el preparador físico y expertos
en marketing y comunicación. “Primero preparo la estrategia con mi entrenador.
Luego me gusta llegar unas dos horas antes al lugar, ver algún partido antes
para comprobar cómo va el aire del pabellón y luego empiezo el calentamiento.
Me pongo mi música, hago mi calentamiento, y luego ya salgo.”
Así, la onubense se ha convertido en la mejor jugadora de bádminton de la
historia. En 2017 ganó su tercer
Campeonato de Europa. En 2018, volvió a ganar el
Campeonato Mundial, celebrado en Nankín (China), convirtiéndose en la primera mujer que lograba tres mundiales
de bádminton. El 26 de enero de 2019, Carolina Marín tuvo que retirarse de la
final del Máster de Yakarta por una lesión de rodilla. Ocho meses después volvió
para ganar el Abierto de China. De hecho, la deportista española estudia chino, ya que viaja mucho allí,
y reconoce que “Estoy aprendiendo sobre todo a hablar, no a escribir que es
imposible”.
Ha ganado 5 medallas de oro entre 2014 y 2019. Sin embargo, quiere ser la
mejor jugadora de la historia, y eso tiene un precio, renunciar a todo lo demás
“Yo, amigxs tengo muy pocxs. Se pueden contar con los dedos de una mano, y me
sobran. Y parejas que he tenido no han aceptado este estilo de vida”.
Debido a su trayectoria, en su ciudad natal han puesto su nombre al
polideportivo municipal, lo que le llena de orgullo, ya que gracias a ella,
Huelva es conocida a nivel mundial. Muy merecidamente, en España fue
galardonada con la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo del
año 2014, y con el Premio Nacional del
Deporte Reina Leticia a la mejor deportista española ese mismo año..
En 2020 volvió a caer lesionada gravemente, lo que le ha mantenido alejada
de las canchas durante 7 meses “El día
a día. Que vengan a la cabeza esos miedos e inseguridades. Pensar que estoy
dedicándole tanto tiempo y no saber si merecerá la pena, si volveré a ser la
misma de antes.”
Este año ha sido especialmente duro para ella. Además de la lesión y de la
pandemia de COVID19, su padre tuvo un accidente de tráfico, y tras un largo
periodo de hospitalización, fallecía en julio. Pero ella es fuerte “De todo lo malo
hay que sacar cosas buenas y positivas, el año pasado pensaba que mi lesión de
rodilla era lo peor del mundo y hace unos meses perdí a mi padre. Son cosas que te hacen pensar que quizá
una lesión no es una catástrofe. Lo es perder a un padre”.
Por todo esto comenta "Para mí,
el 2021 va a ser un año duro pero ambicioso. Quiero ir a por esas medallas de
oro. Estoy más que preparada. Un oro en Tokio y otro en el Campeonato del Mundo en Huelva, mi ciudad”.
Acaba de estrenar una serie documental contando su vida, en la que además
de como deportista de élite, se la puede conocer como persona.
Me parece muy bien que, también, habléis de mujeres que son menos conocidas, como es el caso de Carolina
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