La conocimos primero como periodista, haciendo gala de una gran intuición, de una enorme capacidad de análisis de la realidad y de un
gran talento para contárnosla. Después,
en su faceta literaria no pudimos más que rendirnos ante la evidencia de su
dominio de la pluma al reflejar la problemática social en sus escritos,
existiendo una fina línea entre la
realidad y la ficción, como si no pudiera ni quisiera separar el periodismo de
la literatura.
Rosa Montero nació en Madrid en
1951. Su padre era banderillero, su madre, ama de casa. A la corta edad de cinco años inició su
inmersión en el mundo de las letras, cuando una tuberculosis la obligó a
permanecer en casa durante cuatro años, y sus recursos para entretenerse
fueron leer y escribir cuentos.
En 1970 ingresó en la Escuela de
Periodismo de Madrid, a la vez que participaba en compañías de teatro
independientes como Tábano. Enseguida empezó a colaborar en varios periódicos, como Pueblo, Fotogramas
o Hermano Lobo. De hecho, este año cumple 50 años como periodista.
Desde 1977 colabora con El País. Sus
textos periodísticos son objeto de estudio en las aulas de institutos y universidades, tanto en España como en países en los que se hablan otros idiomas.
Ha escrito para diversos medios
extranjeros: Clarín en Argentina, Stern en Alemania,
Libération o The Guardian en Reino Unido.
Al acabar la carrera de Periodismo, estudió cuatro años de Psicología, y aunque no la terminó, a la vista de sus escritos parece que le ha servido para hacer un profundo estudio psicológico de lxs protagonistas de sus novelas, que suelen ser mujeres.
Siempre ha ido alternando tareas periodísticas con literatura. Un género que dominó como nadie es la entrevista. A través de las 2000 que ha publicado, hemos podido conocer un poco mejor a las personalidades más relevantes del momento como Indira Ghandi, Yasir Arafat, Paul McCartney, Tina Turner, Javier Marías, Julio Cortázar, Richard Nixon, Pedro Almodóvar, Montserrat Caballé, y un milenario etcétera. La de Malala en 2013 sería la última. En todas ellas hacía gala de un estilo incisivo y muy directo. “Yo tenía un cuidado exquisito en contar exactamente lo que había pasado. Tu misión es que hablen las personas entrevistadas y atender y recoger lo que hay detrás. Aunque quedaran ridículas, como recogía fielmente lo que decían, les parecía bien”.
Otro estilo periodístico que realiza a la perfección es la columna de opinión. En ellas desgrana
la sociedad, sin descuidar ningún aspecto destacable de ésta. La temática
abarca cualquier asunto, desde el maltrato animal a la sexualidad femenina en
la edad madura, pasando por todo lo que se nos ocurra. Eso sí, sin abandonar en
ningún momento los componentes literarios. Como ejemplo “No eres un ángel, eres
un demonio” del 21/01/2018. Va de celos y violencia machista. Está escrito en
primera persona, consiguiendo un nivel de empatía tal que demuestra el
compromiso de la autora con la defensa de los derechos de las mujeres. “Me
considero feminista, aunque aún me gusta más la palabra antisexista, que me
parece menos equívoca. Ser feminista o antisexista a principios del siglo XXI
es una obviedad, hombres y mujeres debemos
serlo, de la misma manera que debemos ser antirracistas”.
¡Qué decir de ella como novelista! Desde su primera novela publicada en
1979 “Crónica del desamor”, hasta el día
de hoy no ha
parado de regalarnos innumerables títulos. "Te
trataré como una reina” “Amado amo” “La
hija del caníbal", que fue Premio Primavera de Novela y Premio Círculo de
Críticos de Chile el año de su publicación. “La loca de la casa”, ganadora de
varios premios nacionales e internacionales. Destacaremos “La ridícula idea
de no volver a verte” (2013), biografía novelada de Marie Curie que le sirve a la autora para
echar fuera todo el desgarro interior, todo el sentimiento de pérdida que
tiene tras haber perdido trágicamente a
su marido Pablo Lizcano, de forma similar a
la doble premio Nobel de Física y Química perdió a Pierre Curie. Ella misma
reconoce “Me pasé años escribiendo mi propia vida”. Son solo algunas de sus obras. “Soy una escritora a medias de brújula y a medias de
mapa. Primero me paso un año tomando notas y desarrollando la novela en
cuadernos, a mano, y luego me siento en el ordenador y la escribo. Aunque hay
que tener cuidado con la documentación. Un exceso de documentación asfixia la
novela”.
Sobre la situación límite que ha vivido durante la pandemia comenta “Me
salvó la escritura, me volvió a salvar”. De hecho durante este periodo finalizó
su última novela “La buena suerte”. “El borrador es de enero, pero hay un
confinamiento, hay una reinvención de la vida y hay la sensación de que somos
un juguete del azar”.
Como vemos sigue en plena forma. Además de escribir, continúa concediendo
entrevistas y dando conferencias por todo el mundo. Es miembro de honor de la
Universidad de Málaga, y la pudimos ver
el viernes pasado en la Cuesta de Moyano, apoyando a las librerías en estos
“malos tiempos para la lírica”, que dirían los “Golpes Bajos”.
Se nota que te gusta Rosa Montero, no es para menos... Todxs alguna vez nos hemos querido parecer un poco a ella.
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